Hasta ahora no había escrito nada acerca de la inversión planetaria (parafraseando a Pajín) del Madrid de Florentino, sólo de refilón en un comentario sobre baloncesto, y, creo que tampoco voy a hacerlo en profundidad en esta ocasión.
Ayer presentaron en el Bernabéu a Cristiano Ronaldo (Ronaldo rezaba en su camiseta, pero Ronaldo sólo hay uno) ante 80 mil personas y otras 8 mil que se quedaron fuera. Ésta es la cara a comentar de la noticia. No que el club haya desembolsado por él 96 millones de euros (más los tropecientos de Kaká y los 15 de Albiol), sino que 90 mil personas lo celebrasen y fuesen a festejarlo como si ya se hubiese ganado el campeonato de Liga o la Copa de Europa. ¿Es con esto con lo que se ilusiona la gente? ¿Con un fichaje que no se sabe si jugará bien o mal y que a lo mejor vale el presupuesto anual de muchas consejerías o ministerios? ¿Es que la crisis hace que la gente se centre en cosas superfluas como un fichaje? No quiero pensar en la simpleza del ser humano, pero cosas así te hacen creerlo. ¿Cuántos de estos cien mil individuos saldrían a la calle para protestar contra el sistema económico que es el causante de esta crisis? ¿O para protestar en contra de la reforma de la ley del aborto, o a favor de ella? ¿O contra Bolonia? ¿O salieron a la calle para protestar contra el Decretazo, o en contra de la guerra de Irak? Está visto que en la escala de prioridades del ser humano (el español en particular) tira más un balón que una razón. A mí me parece lamentable.
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