El Real Madrid dijo adiós el domingo a la temporada al caer derrotado en el quinto partido de semifinales ante el Caja Laboral en Vitoria. Ahora toca momento de análisis. El Madrid se concibió al principio de la campaña como un equipo que iba a luchar por todos los títulos: entrenador contrastado (y caro) y plantilla al gusto (o eso nos han vendido) con jugadores de relumbrón (y caros) tachados de veteranos.
Todo apuntaba de maravilla en el inicio a pesar de la derrota en la Supercopa ante el Barça -imbatido en ACB y primero en su grupo de Euroliga, con victoria incontestable en Atenas ante Panathinaikos- y la cuestionable salida de Hervelle para incluir en el roster a un "acabado" Garbajosa, cosa que picó a la afición. Yo considero que el belga era el peor de la batería de cuatros por mucho pundonor que le ponga. Mención destacada para las actuaciones de Velickovic y Lavrinovic en estos primeros compases del año.
Pero llegaron las lesiones (Felipe, Van der Spiegel, Hansen, Llull) y las derrotas (cinco seguidas, incluidas una con Xacobeo, otra con Estudiantes tras dos prórrogas y las palizas del Barça en Vistalegre y Caja Laboral en Vitoria), y el globo se deshinchó. ¿Dónde estaba Hervelle? ¿Por qué Garbajosa no se retiraba? Y Bullock, ¿por qué jugaba tan poco? ¿Para qué se había fichado a Vidal, para calentar banco? Y Kaukénas, ¿qué pasaba con él, que en ocasiones Messina no contaba con él? ¿Por qué Velickovic pasó de jugar todo a no jugar nada? ¿El Lavrinovic de ahora lo habían cambiado por el hermano? ¿Quién era ese tal Dasic que sólo hacía las ruedas de calentamiento? En definitiva, dudas y quejas. Y se ficha a Jaric (¿Como uno o tres? No se sabe) porque el puesto de tres está cojo y se cede a Dasic. Mickeal descubrió la veta del filón. Y se ficha a Tomic como antídoto ante las torres blaugranas. Y el rumbo parece enderezarse: Jaric entra con buen pie, Tomic muestra cositas, se recupera a Felipe, a Llull y a Hansen, y se vence muy fácil al Caja Laboral (sin Splitter) en las semis de la Copa. Pero el Barça arrasa en la final. Hecho que era posible y que más o menos escuece pero no hace herida profunda.
El discurrir de la temporada avanza y se depende de sí mismo para acabar primero de grupo en el Top-16 y evitar así el cruce con el Barça con factor cancha en contra. Pero en la cita clave se pierde un partido inverosímil en casa contra Maccabi. No se quería caldo, pues toma dos tazas (blaugranas, por supuesto). Sigo pensando que Partizán nos hubiese eliminado igual. La eliminatoria contra el Barça apunta a priori a tres-cero a favor de los culés, y el primer partido parece dar la razón a los sabios de este deporte. A destacar el arbitraje: más de 20 tiros libres de diferencia a favor del Barça, y a Mickeal, que rompió el partido. El segundo partido trae la sorpresa: un increíble Tomic y una dirección magnífica de Prigioni decantan el partido para los blancos. Uno-uno y el Madrid recupera el factor cancha. Y eso ha demostrado ser terrible para los merengues, porque Vistalegre parece una losa. Tercer partido: victoria aplastante del Barça cimentada en un cuarto y medio blanco para olvidar. Cuarto partido: igualdad total decantada por una nueva lección de pito y de un espectacular Navarro. Tres-uno. El Madrid para casa y el Barça rumbo a París y a su segunda Euroliga.
Se vuelve a la liga y se pierde con contundencia nuevamente en el Palau. Queda en juego dilucidar la segunda plaza entre blancos y baskonistas para ver quién tiene ventaja campo. Bueno, se trae a Almond para sustituir al lesionado Hansen. Tras un primer partido esperanzador, el norteamericano se diluye y deja de jugar. El Madrid juega en casa contra los vitorianos (esta vez con Splitter) y vuelve a fallar tras ir ganando todo el partido. Queda tercero.
Se afrontan los playoff dando la baja a Kaukénas y el alta a Van der Spiegel, con el que apenas se va a contar. Se sufre ante el Cajasol de Plaza (perdiendo en casa el primer partido, con pañolada incluida), pero remontando la eliminatoria gracias a un magistral Garbajosa. Por cierto, Bullock juega más que nunca, como si Messina le hubiese reservado para el playoff, y tira más que nunca fallando más que nunca; lo malo es que sigue defendiendo como siempre: coladero para sus atacantes: Ellis, Calloway y Miso le ganan la partida.
Semifinales contra Caja Laboral: dos derrotas a domicilio después de haber tenido posesión para ganar los dos partidos. Garbajosa lesionado y Llull tocado. Bullock (al que Oleson le hace un traje) falla como siempre el último tiro que puede ganar un partido (lanza un triple cuando valía una de dos) y Felipe se queda corto en un gancho con la izquierda a medio metro del aro.
Se vuelve a Vistalegre y se gana sin complicaciones los dos partidos. Toca quinto en Vitoria. A Splitter le sale todo y le consienten todo. Los blancos tiran de casta con Felipe y Llull a la cabeza para remontar el partido, pero no es suficiente y se pierde al final. Temporada au revoir.
Messina dice que han fallado los pequeños detalles. Y es cierto. Que no se cojan los rebotes, que se fallen tiros debajo del aro y bandejas, que no se metan los tiros libres, que te sangren a faltas, que haya jugadores que no miren aro. Todo eso te condena.
También hay cosas positivas a destacar: la explosión definitiva de Llull, la irrupción de Tomic, las perlas de Velickovic, el pundonor de Felipe, la maestría de Prigioni. Pero esto no ha sido suficiente.
Ahora toca reflexión. Florentino ha afirmado que el italiano seguirá y que se construirá un equipo de garantías: Sergio Rodríguez parece firmado (no creo que sea el tipo de base que necesita el equipo), se habla de Rudy, de Nocioni, de Siskauskas, de Spanoulis, de Kaun, de Suárez...
Habladurías que desvirtúan una temporada que ha quedado en blanco y de la que el italiano debe sacar conclusiones profundas. El Madrid es un equipo complicado con una afición que no pasa una, que vive más del sentimiento que de la objetividad. Así va.