Llevaba yo más de un mes sin escribir en este blog y mira tú por dónde que me han entrado ganas de hacerlo de nuevo, aparte de que es el primer momento en que tengo ocasión. De todas maneras siento mucho el abandono al que os he sometido.
Ha sido un mes de vacaciones en plenitud, desconectado por completo de la red aunque no de la actualidad. En este tiempo he podido comprobar que la vida sigue igual, como cantara en su momento el bronceado Julito Iglesias cuando no estaba ni bronceado ni estirado.
He vuelto y las noticias son las mismas de antes de irme: la crisis no da tregua, los mercados marcan el ritmo, las primas de riesgo de los países siguen altas, Grecia se hunde y España e Italia parece que le seguirán según los agoreros, el déficit está por las nubes, los recortes que hacen las instituciones son imparables, el paro crece, los ricos ganan más, PSOE y PP hacen su guerra particular y se alían en el Congreso cuando les interesa en detrimento de todos los demás, los nacionalistas mantienen su doble juego, Rubalcaba no remonta y los sondeos dan al PP mayoría amplia, la gente se echa a la calle para protestar por las injusticias que se cometen y los políticos mantienen su sordera, los medios derechistas son más radicales que nunca y alientan la guerra civil, en Libia se siguen matando en una, en Somalia se siguen muriendo de hambre y la comunidad internacional pasa, el riesgo nuclear no parece acojonar a nadie, la violencia de género sigue cobrándose víctimas en España, la carretera también, parece que sólo existe el fútbol como deporte, el Barça se carga al Madrid en otro duelo a doble partido, Mourinho a lo suyo, el Zaragoza tiene mala pinta, Pau y Navarro son los mejores en eso de introducir un balón a través de un aro, Nadal no le mete mano al intratable Djokovic, Vettel corre solo, Almodóvar estrena película y parece que lo ha hecho John Ford o Billy Wilder, la tele es basura y Telecinco más.
Y entre todo esto y como novedad, una multitudinaria JMJ que colapsa la capital, que se subvenciona con dinero público y que no aporta los beneficios económicos que se presuponían y que se vendían como la panacea de rentabilidad del evento; la iglesia católica se siente agredida por una ola de laicismo (según ellos institucionalizada desde el Gobierno) cuando hace lo que le sale de los cojones y es más subvencionada que nunca, al mismo tiempo que algunas de sus voces sueltan perlas justificando a los sacerdotes pedrastas. En el otro extremo, los islamistas radicales que reclaman desde los minaretes el regreso de Al-Andalus y la lucha contra el infiel. ¡Qué constructiva es la religión!
Y todo esto sin estar conectado a Internet, así que apañado estoy. A ver si por lo menos llegan pronto las vacaciones.
Otra novedad: mi sobrina de un año arrastra el culo cuatro centímetros. Poco a poco, no vayamos a meter prisa a la juventud.
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