Ahora se llama Nokia Arena, pero para la memoria colectiva de la gente del baloncesto siempre será la Mano de Elías. No es un cine, aunque se proyecten películas que ya hemos visto muchas veces. Ayer volvió a verse una cinta de las antiguas aprovechando la visita del Real Madrid.
Empezaron los blancos con ganas, con dos triples de Rudy y Llull; pero Farmar, un laker campeón NBA al que siempre se le ha tachado de insípido, inconsistente e irreverente (podría seguir con los in-), se las cortó pronto a base de penetraciones. Hubo un atisbo de mejora con Rodríguez en pista y el equipo corriendo a toque de corneta (se pusieron seis arriba), pero fue un espejismo porque Schortsanitis dentro y Blumenthal fuera se unieron al recital del estadounidense. El Madrid corrió lo que le dejaron y le corrieron todo lo que los israelitas quisieron. En fin, hubo un agujero atrás tan grande como el socavón de las obras de metro de Barcelona. Laso no lo taponó, permitió que Mirotic se pasease por la cancha, que Reyes no llegase a un tiro de Blu (bueno el partido en ataque del cordobés, pero en el mano a mano con Blu creo que perdió), que Tomic e Ibaka fuesen devorados por "Baby Shaq" (sólo Begic le paró) y que los bases fueran simples observadores de las penetraciones de Farmar. Aparte de esto, que no es poco, lo doloroso fue ver a Rudy y a Ibaka ser gente del montón y no determinantes, como se espera. Carroll fue una metralleta, pero sus acciones fueron individualidades ajenas al colectivo; aunque gracias a ellas el equipo se mantuvo más o menos vivo.
Lo que está claro es que los de Laso no pueden competir contra un equipo grande ya hecho (Armani Milán no lo es por mucho que se venda la moto de que es uno de los cocos de la competición). Sus opciones pasan por correr, pero este tipo de equipos no lo va a permitir. Al tener el hándicap de dos bases que no saben atacar en estático, pues blanco y en botella. Que la película se vuelve a repetir. Y ahora están los dos NBA, qué ocurrirá cuando se vayan...
No hay comentarios:
Publicar un comentario