La temporada NBA empezó finalmente al término de diciembre, o sea que casi se lleva un mes de competición. No he querido escribir hasta ahora del impacto de Ricky en la liga porque quería tener una referencia más extensa de partidos para poder opinar.
Lo primero que tengo que reconocer es que yo era escéptico ante cómo recalaría el de El Masnou en yanquilandia. Pensaba que Ricky se convertiría en un especialista defensivo, aunque creía que iba a gozar de minutos, como así está siendo. Lo que es evidente, y siempre desde mi punto de vista, es que los números de Rubio en 14 partidos (10,7 ptos., 4,6 rb., 8,3 as., en 31,7 minutos) han superado las expectativas.
Estoy plenamente convencido de que el juego NBA le beneficia, no porque tenga calidad para esa liga, sino que el ritmo y tipo de juego minimizan sus carencias técnicas. Ricky es un jugador hecho para el contraataque, que es el principal pilar de juego en la NBA. Su último año con Pascual fue triste, perdiendo la partida ante Sada. El Barça ha convertido su sistema de ataque estático en una maquinaria coordinada, donde dentro de la improvisación, hay rigidez. Ahí Ricky no se encontró. Sin embargo, en EE.UU. los sistemas rígidos de ataque en estático cinco contra cinco no llegan siquiera a plantearse, pues allí el juego se limita a unos contra uno y dos contra dos. En ese estilo, en el pick&roll, Ricky se mueve como pez en el agua. Luego está que en la NBA tiras algo al aire y cualquiera hace un mate, ya que de capacidad atlética va sobrado el menos pintado. Hay que destacar que Ricky tiene al lado a Kevin Love, un "25-15" en lo que va de temporada, que eso ayuda a engordar números.
Estoy plenamente convencido de que el juego NBA le beneficia, no porque tenga calidad para esa liga, sino que el ritmo y tipo de juego minimizan sus carencias técnicas. Ricky es un jugador hecho para el contraataque, que es el principal pilar de juego en la NBA. Su último año con Pascual fue triste, perdiendo la partida ante Sada. El Barça ha convertido su sistema de ataque estático en una maquinaria coordinada, donde dentro de la improvisación, hay rigidez. Ahí Ricky no se encontró. Sin embargo, en EE.UU. los sistemas rígidos de ataque en estático cinco contra cinco no llegan siquiera a plantearse, pues allí el juego se limita a unos contra uno y dos contra dos. En ese estilo, en el pick&roll, Ricky se mueve como pez en el agua. Luego está que en la NBA tiras algo al aire y cualquiera hace un mate, ya que de capacidad atlética va sobrado el menos pintado. Hay que destacar que Ricky tiene al lado a Kevin Love, un "25-15" en lo que va de temporada, que eso ayuda a engordar números.
Que Ricky se hinche a dar asistencias en la NBA no sorprende, pero que esté anotando desde la larga distancia es otro cantar. Es evidente que, con trabajo, el tiro se mejora. Y Ricky lo ha hecho durante el verano. Otra cosa es la capacidad de decisión a la hora de lanzar, que se verá en los partidos calientes aunque difícil tienen los Wolves meterse en playoffs. De momento, Ricky parece jugar sin complejos, como lo hizo desde que viniera debutando en ACB, siendo su falta de calidad maquillada por el estilo de juego NBA. Con todo, eso es bueno para la selección.
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