Estamos mal acostumbrándonos a que las salidas de los políticos y políticas del PP respecto a la visión del mundo que ellos y ellas tienen sean cada vez más sorprendentes, por no decir indignantes. Esto significa que han adoptado una estrategia negacionista que van a intentar defender, expandir e instaurar primero en todo su círculo y a posteriori en el resto de la ciudadanía. De medios e instituciones disponen para hacerlo, y su ofensiva continúa.
Una de las últimas perlas ha tenido como protagonista al consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty, que no sólo pretende desmantelar la sanidad pública para privatizarla y entregarla a sus amigos para que la gestionen, sino que encima se mofa de las protestas contra estas medidas. Una de éstas se llevó a cabo el domingo, cuando miles de ciudadanos y profesionales sanitarios se concentraron bajo el lema "Abraza tu hospital" y formaron cadenas humanas para rodear los hospitales. Pues la valoración que hizo el avispado consejero fue que esta acción era en realidad una "demostración de afecto a los centros y a los que trabajan en ellos" por parte de los madrileños/as. A Lasquetty le pareció muy bien que se formasen estas cadenas ya que "los profesionales se han ganado el afecto de los ciudadanos".
¡Con dos cojones! ¡Y se queda tan pancho! El personal sanitario madrileño en la calle, con más de un 90% de seguimiento en los paros laborales, y el tiparraco afirmando que no pasa nada.
Está visto que las protestas se las pasan los del PP por el forro cuando gobiernan, sin embargo eran un clamor cuando estaban en la oposición y reclamaban que el Gobierno de entonces escuchase la voz discrepante de la calle. No hay que ser muy desmemoriado para recordar las numerosas manifestaciones auspiciadas por el PP y la Iglesia durante los mandatos de ZP, en las que se atacaban principalmente las medidas educativas y de derechos sociales impulsadas por los socialistas.
Y es que las hemerotecas les ponen en evidencia un día sí y otro también, pero como no tienen ninguna consideración, ni memoria, ni vergüenza, les da igual. Es su visión del mundo, donde las divergencias entre unas clase y otras son cada vez mayores, y quien no esté de acuerdo que se joda y arree. Yo, qué quieren que diga, prefiero no formar parte de ese mundo, su mundo.
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