lunes, 8 de junio de 2009

Elecciones

Viendo los resultados electorales de estas elecciones europeas me pongo triste, no porque no haya ganado la izquierda, que ya casi me da igual, sino porque ha ganado la derecha, y más que haya ganado ha sido el cómo lo ha hecho.
Se sabía que aquí en España la derecha iba a ganar pues la gente no perdona la crisis en la que está inmerso el país y ha castigado a Rodríguez Zapatero. En estas elecciones no se votaba precisamente su gestión; pero da igual, se le castiga y punto, con razón o sin razón, seguramente con ella. De todas maneras, para mi grata sorpresa, los resultados han sido menos holgados de lo que me esperaba.
La tristeza y la perplejidad vienen ahora, al analizar los resultados en el resto de los países: la derecha saca mayor ventaja que en las últimas elecciones, los partidos ultraderechistas consiguen representación en el Parlamento Europeo y la izquierda se hunde. Y esto es lo que me deja de piedra, no el que la izquierda se hunda sino que la derecha suba. Pasamos por la mayor crisis económica desde el Crack del 29, se ha demostrado que el sistema capitalista ha sido el artífice de ello, y, sin embargo, las urnas dan vencedoras a los partidos centroderechistas, que por lo general son lo que gobiernan en esta vieja Europa.
¿Qué le ocurre al ser humano-votante? Generalizo porque muchos votantes con seguridad lo han sido de la izquierda en alguna ocasión, sobre todo en nuestro país. Luego están los desencantados, por lo general “progres” o “apolíticos” que ni se acercan al colegio electoral, pero no hablo de ellos, que me parecen más decepcionantes aún, y más en España. Después de tantas décadas sin poder ejercer este derecho hay gente que se da el lujo de pasar. Al menos habría que votar simplemente por conciencia histórica. Considero que el ejercicio del voto es una obligación, aunque sea un voto en blanco éste cuenta; cuando no lo hace es cuando ni siquiera cae en la urna. Quiero decir que la baja participación siempre beneficia a la derecha, la que tiene un electorado fiel. Los que se rasguen ahora las vestiduras porque haya ganado la derecha y ni siquiera hayan ido a votar es para mandarles a paseo.
Después están los escándalos puntuales que afectan hoy en día a la derecha europea: Berlusconi y su harem con el patrocinio de sus desplazamientos a cargo de la Fuerza Aérea Italiana, el caso Gürtel en Valencia, los espías en Madrid, Sarkozy y su megalomanía de Napoleón moderno. Y aquí viene mi pregunta: ¿la gente que vota a la derecha no tiene conciencia crítica? O es que es precisamente ésa su característica y se la refanfinfla. La gente de izquierdas castiga, no perdona escándalos ni corruptelas; pero el otro espectro ideológico parece conceder bula papal a sus políticos, les gusta el discurso fácil, al cual se une cada vez más gente. Y esto es lo preocupante. ¿Hacia dónde vamos? Lo de tropezar en la misma piedra dos veces nos pone, más bien, nos gusta ponerla delante.

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