Se esperaba hace tiempo algo impactante en la sección de baloncesto del Real Madrid, y llegó ayer por la tarde. Messina presentó su dimisión irrevocable. Hace un año, pronostiqué esto parecido, después de cinco derrotas consecutivas en liga.
Un partido intrascendente en lo deportivo contra Montepaschi Siena en casa se ha convertido en la gota que colmó el vaso de la paciencia. ¿La del propio Messina? Claro. Pero también la de la directiva, que no ha puesto objecciones a su marcha.
El italiano pone fin así a su decepcionante periplo merengue. Fichado como opción de triunfo por su contrastado currículum, confeccionó en su primer año una plantilla de veteranos que no obtuvo resultados cuando se enfrentó al todopoderoso Barça y al entonces Tau. Esta temporada se optó por la otra alternativa: juventud y apuestas de futuro. De momento los resultados no han terminado de concretarse, aunque la ansiada Final Four está más cerca que nunca.
Messina no ha sabido hacerse con las riendas de la plantilla en esta temporada y media. Ya desde un primer momento tuvo detractores de sus decisiones, principalmente entre los aficionados: la marcha de Hervelle por la llegada de Garbajosa inició el mal rollo. Luego vino la poca participación de Bullock en el juego, hasta su marcha definitiva para sustituirle este año por Tucker, que no ha cuajado en la afición y que es pitado a cada momento; la defenestración de Kaukenas, de Vidal, la de Veljkovic, la cada vez más inoperancia de Felipe; la de Sergio. Además, las broncas y castigos en público no han obtenido resultados positivos -recordemos a Lavrinovic, a Veljkovic, a Vidal-; aunque sí lo hiciesen en sus anteriores equipos. El método del palo y la zanahoria (más palo que zanahoria) ha hundido a jugadores que no han tenido capacidad de reacción.
En números: 26 jugadores en año y medio. ¿Eran los que el pedía o es lo que le han permitido? Si lo comparamos con los fichajes de los equipos grandes, vemos que hay un mundo entre unos y otros. Messina se marcha diciendo que no se siente respaldado por nadie, y parece ser que así es. La plantilla (al parecer ayer hubo tres jugadores que le pidieron que recapacitara su decisión) se sentirá aliviada porque el ogro se marcha, la afición también, una parte de la prensa, y Florentino, igual; un gasto menos, pues se va sin cobrar indemnización.
Messina ya lo advirtió hace tres semanas en el foro de la Fundación Pedro Ferrándiz: que el Madrid debía dejar de pensar y sustentarse en sus glorias pasadas y evolucionar. De momento, no será así y el italiano ha hecho las maletas y reconoce su fracaso y el de la entidad.
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