El sábado, el Real Madrid siguió el marchamo positivo que inició el jueves y derrotó al Barça como local, algo que no hacía desde abril de 2008. Fue un partido malo en juego y bueno en emociones, que en otras circunstancias se hubiese decantado para el Regal F.C. Barcelona, al que la baja de Navarro le supuso un lastre.
El estado de ánimo de unos y otros resultó decisivo. El Madrid, aunque no juegue bien, ha sabido llevar los partidos hacia adelante; le ha pasado en su eliminatoria contra Power Electronics y también en ACB (Gran Canaria, Bruesa, Meridiano Alicante). Parece sentirse cómodo en este tipo de escenarios igualados y en los momentos clave saca a relucir una defensa agresiva que deja sin margen de maniobra a su oponente. Valencia y Barça lo sufrieron en sus propias carnes. Otra cosa va a ser la Final Four, en la que creo que los blancos son los máximos favoritos por encima, incluso, de Panathinaikos.
Por su parte, el Regal F.C. Barcelona ha pasado de ser el bloque todopoderoso al que no se le apreciaban fisuras a ser un equipo con dudas y grietas. Tanto en ACB como en Euroliga ha dado muestras de flaqueza desde el inicio de temporada, y en esta última competición ha recibido la puntilla de Obradovic. La derrota ante los griegos ha podido generar una herida más importante de lo que se pensaba a priori. Parece que la rotación de Pascual no tiene la contundencia de antaño, y de ahí que haya jugadores infrautilizados. ¿Por qué no jugó Ndong el sábado? ¿Y los minutos de Norris por qué se limitaron a doce cuando en los duelos contra el Madrid resulta determinante? Además, Ricky dice ahora que se va a la NBA. ¿Ha sido el sonido de campanas de la liga estadounidense el motivo por el que el base esté haciendo una temporada horrible (-4 de valoración el sábado)? De Rubio he opinado siempre que es un jugador sobrevalorado, pero no es normal que pueda jugar tan mal como lo está haciendo últimamente.
La lectura que deja el duelo del sábado es que, de momento, el Madrid ha roto su maleficio y parece poder afrontar los duelos con el Barça con otro talante. Lo que está claro es que para la hipotética final en la que se enfrenten queda mucho, lo que significa que los blaugranas tienen tiempo para cambiar su tónica depresiva. En su mano está, porque plantilla tiene de sobra para superar a los blancos.
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