El cura dimite

"Ofrezco este sacrificio personal para que Rajoy sea el próximo presidente, el PP gobierne España y sea esa gran nación que los españoles quieren".

Ahí es nada. Con estas palabras desgarradoras de camisa se despidió ayer Francisco Camps de sus cargos de presidente de la Comunidad Valenciana y de presidente del PP del País Valenciano. Lo hizo en una conferencia de prensa a la que se le impidió el acceso a las televisiones y que no pudo ser retransmitida en directo. ¿Hay censura en Valencia? No, hombre, no. ¿Por qué soy tan mal pensado? Si Canal 9 no quiere transmitirlo, no pasa nada, es su decisión; está en su ideario no airear la trama. Pero que no lo permitan con el Canal 24 h... Lamentable una vez más. Su argumento: la legitimidad de las urnas. Mayoría absoluta pese a todo. Y yo me pregunto, ¿están los valencianos abducidos por Canal 9, y no se han enterado de nada, de que su presidente ha quedado en evidencia a pesar de sus tejemanejes con "su amiguito del alma"?

En definitiva, que la Gürtel al final se ha llevado por delante a Camps. Pese a todo, el president no ha dado su brazo a torcer en su despedida y ha seguido proclamando su inocencia, y que todo este jaleo no es nada más que un ataque perpetrado por sus enemigos políticos, que no quieren lo mejor para Valencia (Sí, esa Valencia que es la comunidad más endeudada del país junto con Madrid). La dirección popular le instó a declararse culpable y pagar la multa o tomar las de Villadiego. Una u otra opción dejaban en evidencia su discurso de no culpabilidad que llevaba vendiendo desde que asomaron en los medios las primeras noticias del caso protagonizado por Correa, el Bigotes y toda la pesca. Camps ha optado por la segunda, la de dimitir, y presentarse al juicio para defender su honorabilidad.

Mientras tanto, "Bob el silencioso" Rajoy sigue con lo suyo, callado como monje de clausura. Le va bien así. Nadie le echa en cara nada y la Moncloa la roza con los dedos. ¿Para qué pedir más aunque quede en evidencia?