Las elecciones gallegas y vascas han traído nuevas lecturas al mundo político de este país. Primero, la gente está hasta los cojones de los políticos, por eso la participación decrece cada vez más.
Los datos de Galicia. Los gallegos han confiado de nuevo en Feijóo, que ha obtenido tres escaños más con el mismo porcentaje de votos que las elecciones pasadas. La abstención favorece siempre a los partidos mayoritarios. El PSdG se hunde perdiendo seis escaños. AGE (Alternativa Galega de Esquerda) del veterano Beiras irrumpe con fuerza en el parlamento gallego. Una alternativa de verdadera izquierda al PSdG. El BNG pierde cinco escaños.
Lectura: Los recortes han salido respaldados. El PSdG deja de representar a la izquierda. Galicia no es tan independentista como Cataluña.
Los datos de Euskadi. 60% de votos soberanistas repartidos entre PNV y EH-Bildu. La formación abertxale irrumpe como un ciclón, algo que se esperaba. Patxi López pierde ocho escaños. Basagoiti tres. UPyD mantiene el que tenía.
Lectura: El soberanismo de los dos polos, ¿cómo saldrá la jugada? Un buen líder socialista acaba quemado ante la avalancha nacionalista. Basagoiti pierde fuelle, pero a él no le pasará nada, tendrá mil excusas.
Con la victoria de Feijóo, Rajoy consigue una tregua y ve respaldada en parte su política de recortes. ¡A apretarse el cinturón hasta el último agujero porque el rescate será inminente! Otra cosa va a ser la orientación soberanista que adopte Euskadi, si le va a generar tantos dolores de cabeza como la catalana.
El PSOE tiene una cornada de muerte. Necesita un cambio urgente de todos sus dirigentes clave, empezando por su cabeza visible. Rubalcaba está quemado, y ha conseguido que Patxi López, una buena alternativa al liderazgo nacional, también, de momento. El PSOE ha perdido la imagen de partido de izquierdas para convertirse en un partido taimado de centro, cuyas políticas capitalistas han desencantado a buena parte de la masa simpatizante. El voto de izquierdas se reparte en formaciones menores y no se aglutina en un partido tibio que nunca ha sabido definirse en los últimos años. Sin embargo, eso la derecha española lo ha sabido hacer muy bien.
Se necesita un líder que esté fuera del ámbito ZP, que no estuviese en el Gobierno del momento y que exija unos cambios y medidas que pudo haberlos tomado desde su parcela de poder. El PSOE tiene poco tiempo para actuar porque, aunque queden tres años para las elecciones generales, si no lo hace, el PP convertirá este país en una Alemania hitleriana o una Italia fascista. Medidas ya están tomando para transformar un país a su justa medida, en la que los pobres seguirán arrastrados mientras los ricos se alzan más en sus tronos de oro.
Hay otra alternativa para la izquierda, que IU se convierta en un verdadero partido comunista con capacidad para aglutinar todo el voto progresista.
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