viernes, 23 de abril de 2010

Evo y el pollo hormonado

Joder, Evo. Te respeto y te tengo estima, pero ahora ¿por dónde me sales con eso de que comer transgénicos te vuelve calvo y homosexual? Con esto no quiero decir que esté en contra de la afirmación de que la mierda que nos metemos para el cuerpo no es precisamente saludable; pero que los pollos tengan hormonas femeninas, y que comiéndolos se producen "desviaciones", eso ya es mucho para mi débil intelecto. Lo primero es que no se puede frivolizar con estas cositas, porque científico precisamente no eres y nosotros gilipollas, tampoco. Segundo, la homosexualidad ni es una desviación ni una enferrmedad, simplemente es una preferencia sexual. Tercero, no des carnaza a la caverna mediática mundial porque te van a fusilar (recomiendo el blog El ojo izquierdo de hoy para comprobar cómo se las gasta la prensa patria); más aún conociendo a los periodistas de la antigua metrópoli, casposos y machotes de pelotas bien puestas, a los que les das un copo de nieve y terminan por formar un alud. Cuarto, espero que alguien de nuestro gobierno lamente públicamente las declaraciones del ahora metido a "dietista" boliviano. Quinto, gobierna Bolivia que bastante jodido lo tienes como para meterte en camisa de once varas. Sexto, y yo me pregunto: ¿Cómo es que los políticos gastan su tiempo en gilipolleces en vez de dedicarse a gobernar? Recordad aquella otra perla de "¡Viva el vino!" a raiz de la genialidad soltada por Aznar de que a él nadie le tenía que decir si podía beber o no y después conducir en referencia a una campaña de tráfico. Pues eso, ¡que viva el vino! con pollo y sin él.

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