El mundo islámico radical anda agitado desde hace mucho, ya ni me acuerdo, creo que ha estado agitado desde que tengo uso de razón, y últimamante su ira más encolerizada se ha desencadenado a causa de una película estadounidense en la que se caricaturiza al profeta Mahoma. Para añadir más leña al fuego, una publicación satírica francesa ha publicado una serie de caricaturas que hacen mofa de lo mismo.
Ahora se plantea el debate entre libertad de expresión a toda costa y responsabilidad y respeto de los medios para no provocar a cientos de millones de personas que viven bajo unas condiciones políticas y culturales diferentes, muchas veces a su pesar, y unos preceptos religiosos estancados en el pasado más medieval.
La religión es la salida del pobre, el clavo ardiendo al que agarrarse cuando no hay nada más. El 27% de los musulmanes está sin trabajo y la mayoría pasa hambre. Las muestras de radicalismo aparecen en estados que viven bajo estas circunstancias. Si además de ser polvorines que pagan su odio contra Occidente a la mínima, ¿por qué a algún estúpido le da siempre por arrimar una cerilla? No entiendo la provocación.
Luego está la contradicción de algunos países musulmanes, que piden respeto para su religión cuando no toleran otras religiones, como por ejemplo Arabia Saudí, que impide construir iglesias católicas. Y otro caso sangrante, el de los EE.UU., donde el ser ateo está peor visto que ser islamista, por ejemplo. ¿Por qué si no, todos los candidatos políticos aparecen siempre en ceremonias religiosas? Por suerte, según las últimas encuestas, esto está cambiando. El ateismo es un derecho como cualquier otra opción religiosa.
Considero que la religión es el opio del pueblo, y cuando éste pasa hambre, mucho más.
Cuelgo este gráfico en el que se compara el porcentaje de gente que dice que la religión es una parte importante de su vida en relación con la renta per cápita del país de procedencia. Como puede observarse, la religión tiene una alta correlación con la pobreza (la encuesta la hizo Gallup en 2010 en más de 100 países). Cuanto mayor pobreza existe en una nación, más religiosidad hay en ésta. En general, los países más ricos son menos religiosos que los pobres. La gran excepción es Estados Unidos, que tiene la religiosidad más alta en relación a su renta del planeta. España, por su parte, ronda el 50%.
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