Ayer, al derrotar a Eslovenia, la selección española de baloncesto se clasificó para la segunda fase del camponato de Europa. Es momento, pues, de analizar lo acontecido.
Lo mejor es que se han logrado dos victorias y una derrota (se computa una-una para la segunda fase); lo peor, que España ha jugado horriblemente mal y ha generado multitud de dudas, especialmente a aquellos que pensaban que esto iba a ser un paseo.
Estos tres partidos han demostrado que no se puede ganar "sin bajarse del autobús", porque en un día malo cualquiera te gana (veáse el partido ante Serbia o el de Gran Bretaña; el de ayer no lo cuento porque no se hizo mal del todo).
Scariolo ha visto que la rotación constante de jugadores no le conviene, ya que hay jugadores que, o no valen (Raül, Mumbrú) o no están a lo que están (Garbajosa -lesionado-, Cabezas, Claver y Marc -muy apagado-), por lo que se ve sólo va a tirar de ocho-nueve jugadores. Otro hándicap hasta el final, pues hay que contar con los renqueos de Rudy, Pau, Felipe, Navarro y Marc, que seguro hacen mella a lo largo de la competición; por tanto, sanos sanos de los que van a jugar (ya que a Mumbrú, Claver y Raül ni los cuento), sólo están Ricky, Llull y Cabezas.
Los equipos nos conocen y nos aprietan (que era lo que hacíamos antes nosotros); pero la selección cuenta con cracks de verdad que pueden solucionar esto en cualquier momento aunque no se juegue bien colectivamente. Ayer tuvimos pequeñas dosis de Navarro, Rudy, Pau y Felipe (¡qué crack!) y con eso nos bastó ante uno de los rivales más difíciles y que seguro lucha por las medallas. Creo que va a ser así hasta el final y creo que así se ganará el oro. Próxima cita, el sábado. Y a sufrir.
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