martes, 1 de septiembre de 2009

Septiembre

El mes que comienza marca el inicio del ciclo para la mayoría de mortales. Nada del Año Nuevo y sus buenos propósitos, sino septiembre y sus últimos coletazos de calor. Con él vuelve todo a su cauce, a la rutina de once meses de trabajo (nueve para otros, va por ti Manolo), madrugones y disgustos en la mayoría de los casos y alegrías en los menos. Pero a decir verdad lo añoramos. Una vez estamos inmersos en él lo queremos apretujar con ansia, sacarle el máximo provecho. Es lo que tiene nuestra naturaleza masoquista. Echamos en falta al jefe/a tocapelotas, a los compañeros que tragamos con sus chistes fáciles y a la gente de nuestra comidilla a la hora del café, a los colegas de las cervezas del sábado al mediodía, a nuestro Grissom, House o subinspectora Johnson de turno demostrando su genialidad en capítulos de la nueva temporada, el Carrusel del sábado y del domingo, a Wyoming, a Iñaki, los partidos de Euroliga, ¡the Chaaaampions!, la lectura en el trayecto al curro en el tren y el metro, la cabezada después de comer, el correo electrónico, el tupper de la mama, la cama, el sofá, la nómina, los pies de la parienta encima, el primer fascículo de una nueva colección que nunca completaremos...
Por suerte, el frío queda lejos y la añoranza del verano recién finiquitado aún no ha hecho mella.

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