Sin duda, José Mourinho es uno de los mejores entrenadores del mundo; incluso para muchos es el mejor sin discusión, cuestión debatible y de preferencias. Pero lo que está claro es que el portugués no es infalible. Es más, suele cometer numerosos errores, errores que tiende a repetir. Ayer, en el partido del Allianz Arena volvió a recaer en uno de sus defectos, el de especular, el de ser "amarrategui". Mourinho había puesto como misión a sus chicos marcar un gol. Lo hicieron y, visto lo visto, con eso bastó. Mourinho volvió a especular con el resultado y terminó pagándolo. Ya ha sufrido experiencias parecidas no hace mucho (Málaga y Villarreal), y el año pasado en esta misma ronda de semifinales de Champions contra el Barça (parecía valerle el 0-0 en el Bernabéu y todo se fue abajo con la rigurosa expulsión de Pepe; al final, 0-2). Con todo y con eso, Mou no ha aprendido la lección.
El partido de ayer lo planteó el luso con el once con el que está afrontando los partidos importantes este año (con Coentrao por Marcelo y Benzema por Higuaín). El teñido portugués es el que cuenta con más detractores en el universo merengue (los 30 millones de euros que costó tienen gran parte de culpa). Mou emplea a su compatriota porque es más defensivo que Marcelo, y ayer tenía un hueso que roer: Robben. El luso cumplió hasta que en el minuto 90 fue a por uvas con Lahm y permitió un centro lateral que supuso el 2-1 de Gómez. Fallo reprochable, sí, pero igual es el fallo de los centrales por permitir que llegue un balón raso al área pequeña y el delantero rival lo remate; incluso el que está a punto de llegar a despejar es Arbeloa, el otro lateral.
El partido de ayer lo planteó el luso con el once con el que está afrontando los partidos importantes este año (con Coentrao por Marcelo y Benzema por Higuaín). El teñido portugués es el que cuenta con más detractores en el universo merengue (los 30 millones de euros que costó tienen gran parte de culpa). Mou emplea a su compatriota porque es más defensivo que Marcelo, y ayer tenía un hueso que roer: Robben. El luso cumplió hasta que en el minuto 90 fue a por uvas con Lahm y permitió un centro lateral que supuso el 2-1 de Gómez. Fallo reprochable, sí, pero igual es el fallo de los centrales por permitir que llegue un balón raso al área pequeña y el delantero rival lo remate; incluso el que está a punto de llegar a despejar es Arbeloa, el otro lateral.
El Madrid jugó mal, en buena parte debido a la colocación de varias piezas clave. Özil empezó en una banda y Di María en la posición de enganche. Error garrafal, porque ni uno ni otro desarrollan su juego en esas posiciones. Es más, las dos ocasiones claras que generó el Madrid en la primera parte fueron pases del alemán a Benzema desde el centro. Cuando en la segunda parte Özil jugó en su sitio, el Madrid dominó y empató. Y aquí viene el erre que erre especulativo de Mou: minuto 69 y el alemán sale para dar entrada a Marcelo, justo en el momento que Özil dominaba el partido a su antojo y se encontraba cómodo combinando con Cristiano y Benzema. De ahí en adelante, el Madrid ni la olió y dio pie al Bayern a retomar el control del partido. Porque el Bayern, es evidente, es inferior a los blancos. Tiene mucho físico y mucha constancia, con sólo Ribery, qué pedazo de jugador, y Robben poniendo el impulso ofensivo, pues Gómez está muy desasistido arriba. Con todo y con eso cazó una y otra se le escapó por los pelos. O sea, que el Bayern consiguió hacerle dos goles al Madrid jugando a la alemana, con balones a la olla. Lugar donde sufre el Madrid de veras.
La vuelta se decidirá en Chamartín y lo que está claro es que si Mou especula se va a llevar un disgusto. A priori, un 2-1 no es mal resultado para el Madrid, pero todo dependerá de lo que quiera hacer el propio equipo blanco.
Para acabar, quisiera volver a destacar algo que ya he comentado en diferentes post futboleros de este blog. Cristiano no suele aparecer en las grandes citas (sólo le recuerdo el gol de la final de Copa del año pasado); ya le sucedió en Manchester, con Portugal y ahora con el Madrid. Lo de ayer se lo voy a disculpar pues tuvo que jugar con botas prestadas ya que le robaron sus tres pares de botas en el vestuario. Parece una tontería, pero el que ha hecho deporte sabe que el utillaje de uno es algo muy personal, y si no se está cómodo no se rinde igual. Que le pregunten a Nadal si podría jugar bien cambiándole alguna de las manías que tiene. Los deportistas suelen ser maniáticos, y con el calzado mucho más. ¿Qué nos pasa a todos/as cuando nos ponemos unos zapatos por primera vez?
Pero lo que no tiene nombre es lo de Di María. Es un pollo sin cabeza egoísta. No pasa cuando tiene que hacerlo, cuando lo hace lo hace de manera defectuosa, no chuta cuando debe. Vamos, que una joya desquiciante. Ayer se llevó la palma. Más aún si se le ubica en un sitio donde todavía se pierde más.
Y el sábado el Barça. Mal pinta el asunto. El consuelo es que aún le llevarán un punto de ventaja a los de Guardiola.
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